Una de las escenas más famosas del cine es, en esencia, el giro de argumento más conocido de la ciencia ficción en el séptimo arte. Ocurre en el tramo final de El planeta de los simios (1968) de Franklin Schaffner. Luego de recorrer el inhóspito y violento mundo en que se estrelló su nave, el coronel George Taylor (Charlton Heston) logra escapar de siniestros simios con inteligencia humana que le persiguen. Ahora, su objetivo es descubrir qué ocurre en la misteriosa zona prohibida, junto a Nova (Linda Harrison), la mujer salvaje a quien ha rescatado de sus captores.
Pero al llegar a la orilla de la playa que atraviesa a caballo, hace finalmente un descubrimiento aterrador que le hace gritar de rabia y dolor. Al fondo del paisaje, puede distinguirse la silueta de una gigantesca estructura en ruinas, que no es otra cosa que los restos de la estatua de la libertad. Por lo que Taylor comprende que el mundo aterrador y distópico que ha recorrido hasta entonces, no es otra cosa que nuestro mundo en el futuro.
Con esta revelación, los guionistas Rod Serling y Michael Wilson convirtieron a la Tierra en un mundo distópico de ciencia ficción lleno de peligros, amenazas y desesperanza. Mucho más, en el símbolo del horror de las consecuencias de la violencia y la arrogancia humana. Una lección de brillante uso de recursos que el cine de ciencia ficción asimiló y convirtió en parte de sus tropos tradicionales.
En especial, al hacer de diversas ciudades y países, territorios tenebrosos que representan los peores y más oscuros puntos de la distopía. Para explorar en el tema, te dejamos los cinco lugares de la ciencia ficción distópica más famosos del cine y la televisión. De la capital de un territorio de brutalidad y muerte, a una visión del porvenir profundamente pesimista. Todo un recorrido por lo mejor del género y sus particularidades.
Panem (Saga 'Los Juegos del Hambre')

El escenario de la saga cinematográfica de ciencia ficción basada en la obra de Suzanne Collins, es uno de los territorios distópicos más aterradores de la cultura pop actual. Establecido después del colapso de la civilización debido a una serie de desastres ecológicos y un conflicto bélico mundial, Panem tomó el lugar de los antiguos EE. UU., de los que heredó su armamento y territorio. Pero en vez de estados, el gobierno totalitario subdividió a la región en un distrito federal, al que llamó el Capitolio y trece distritos encargados de suministrar lo necesario para la subsistencia del país.
Inspirada en los parámetros del imperio Romano, Panem podría definirse como una dictadura totalitaria. Una, además, que ejerce el poder a través de un estado policiaco y de hipervigilancia. Los distritos no solamente están subordinados al Capitolio en sus relaciones económicas y de poder. También, deben rendir obediencia total, al participar en los Juegos del Hambre, una competencia violenta que hace las veces de castigo contra los habitantes del país. Eso, como castigo por una guerra civil liderada por el Distrito 13 — complejo militar y armamentista del territorio — y que culminó con la destrucción de todos los enemigos del Capitolio.
A la caída de la resistencia rebelde, le siguió una nueva época de abuso de poder, que incluyó la implementación de los Juegos del Hambre, como forma de imponer obediencia y vasallaje. También, como un recuerdo de la fallida guerra civil y de las posibles consecuencias de intentar algo semejante. A lo largo de 75 años, el régimen de Panem mantuvo el control, hasta el estallido de una rebelión, que culminó con la caída del gobierno del presidente Coriolanus Snow.
La República de Gilead

Llamada también la República Divina, es una teocracia patriarcal de ciencia ficción que ejerce un poder totalitario en el argumento del libro El cuento de la criada de Margaret Atwood. Para su versión homónima en formato serie, el territorio además evolucionó a un gobierno de facto, surgido luego de un golpe militar contra el gobierno democráticamente establecido. Eso, a manos de los Hijos de Jacob, un grupo radical de extrema derecha, constituido por funcionarios militares, políticos y ciudadanos eminentes, identificados con el puritanismo.
Aunque Margaret Atwood no describe a cabalidad el sistema de gobierno y extensión de Gilead, en la novela queda claro que Gilead se encuentra en la mayor parte del territorio de Norteamérica. No obstante, el país parece haber perdido gran parte de su extensión, lo que incluye a Texas, que se considera república independiente. Por lo que se supone, que Gilead surgió luego de un conflicto interno y una guerra civil de largo alcance. También, después de una conflagración que supuso el uso de armas químicas, que afectaron el ambiente y provocaron una drástica caída de la natalidad.
La política del horror

Todo lo anterior, provocó que el gobierno convirtiera a las mujeres en capacidad de concebir, en esclavas sexuales de facto. También, en vientres subrogados por obligación legal. Todo, bajo el amparo de leyes basadas en el Antiguo Testamento de la Biblia. Algo que provocó que las ciudadanas de Gilead perdieran todos sus derechos al tránsito, libre expresión, independencia económica e individual. Y además, que fueran consideradas como productos en medio del sistema social de la república.
En el libro Los Testamentos de Margaret Atwood, secuela directa de El cuento de la criada y que transcurre quince años después de los eventos narrados en este último, Gilead se desmorona. Eso, cuando el consejo de Comandantes se corrompe por completo y convierte al país, en un campo de ejecuciones, amparados en el abuso de poder y destrucción de la reserva histórica. Un giro de los acontecimientos que el último tramo del libro detalla a cabalidad.
Oceanía (1984 de George Orwell)

En el año 1984, el director Michael Radford adaptó para el cine, una de las distopías más famosas del mundo literario y punto central de los tópicos universales del género. La novela 1984 de George Orwell, no solo se considera una de las más influyentes de todas las épocas. También un retrato violento e incómodo acerca del uso y abuso del poder, así como la manipulación colectiva y la violencia intelectual. Para implementar todo el anterior, el escritor imaginó a la misteriosa Oceanía. Un país ficticio y centro de poder terrorífico, que llegó a su adaptación en toda su terrorífica extensión.
Una burla política
Tanto en el libro como en la película, Oceanía es uno de los tres estados superpotencias en guerra constante en un mundo distópico. Todo, junto con Eurasia — que ocupa el lugar de Europa — y el territorio de Asia Oriental. Gobernado por el Partido, se trata de un estado policial brutal, que establece desde control colectivo hasta intelectual. El centro del gobierno lo ocupa el Gran Hermano, una mezcla de líder político y religioso, omnipresente y omnipotente.

El Partido, que cumple las veces de organismo judicial, senado y congreso, limita severamente el pensamiento libre y promueve doctrinas a través de la neolengua. Este último, una reinterpretación del idioma inglés, adecuado a la manipulación del estado sobre los órganos de represión y violencia. ¿Un dato curioso? El sistema político de Oceanía se denomina Ingsoc (Socialismo Inglés), una parodia satírica de la Sociedad Fabiana socialista británica.
La ciudad de Los Ángeles en 'Blade Runner'

Una de las capitales más curiosas de la ciencia ficción distópica, es Los Ángeles reimaginada por la saga Blade Runner. La primera cinta, estrenada en 1982 y dirigida por Ridley Scott, detallaba al mundo de 2019, como una metrópolis retro futurista asediada por la contaminación y la superpoblación. Para entonces, también alberga la sede de Tyrell Corporation, lo que le brindaba en el argumento, un lugar preponderante en el desarrollo robótico.
Pero en esencia, la ciudad era una mezcla de edificios en estado de franco deterioro y rascacielos que superaban los 1000 pisos de altura. Todo, en un ambiente sofocante de publicidad invasiva, que incluía desde pantallas gigantescas hasta vallas animadas que decoraban cada espacio urbano imaginable. Más adelante y gracias a Blade Runner 2049 (2017), el universo de la cinta original se expandió. De modo que aportó datos a la mitología de la saga. Incluyendo que para 2037 los límites se habían extendido y abarcaban San Francisco y las ruinas de San Diego.

No obstante, la ciudad seguía estando superpoblada, en medio de apagones eléctricos, crimen y las constantes inundaciones provocadas por los efectos del cambio climático. ¿Un dato de interés? En el relato, ¿Los androides sueñan con ovejas eléctricas?, de Philip K. Dick en que se basa la película, la acción transcurre en San Francisco. En el texto se le describe como un territorio asediado por la pobreza y la violencia.Muy parecido a Los Ángeles de la versión cinematográfica.
Metrópolis (película de Fritz Lang)

Y un nombre clásico para culminar la lista. En 1927, el director alemán Fritz Lang imaginó una ciudad futurista, de enormes rascacielos y bóvedas subterráneas. En los colosales edificios, una élite violenta y cruel, gobernaba sobre la vida de todos los habitantes de la ciudad titular. Además, se aprovechaba de los esfuerzos de los que trabajan en el subsuelo. Eso, en medio de todo tipo de inventos que solo beneficiaban a los más pudientes.
Por supuesto, se trataba de una metáfora de la industrialización y el abuso del poder que sufría Europa por la época. Pero Lang llevó el concepto más allá e imaginó una sociedad fragmentada por la lucha de clases, que se precipitaba a su propia destrucción. Al otro extremo, Metrópolis era centro de todo tipo de visiones de la belleza tecnológica, que la época concebía como calles metalizadas y vehículos flotantes. Para los anales de la historia de la distopía.